30 años de experiencia avalan a Pastelería Gimar como un referente de la Región de Murcia en la elaboración de magdalenas y bizcochos. Se trata de una firma familiar, dirigida actualmente por la segunda generación y situada en Molina de Segura, que vende en todo el territorio nacional, así como en otros países como Italia, Francia y Portugal.
Su primer gran producto, la magdalena casera, se basa en una receta única y exclusiva en el mercado, que desde sus inicios se ha caracterizado por su marcado carácter artesanal. Años más tarde, tras el éxito obtenido se decide iniciar un proceso de I+D+i, que ha permitido poner en marcha nuevos productos artesanales.
Siguiendo las recetas tradicionales y con la ayuda de las nuevas tecnologías para el envasado y la protección de la calidad según la normativa europea, se protege el sabor y las texturas de los dulces de antaño, elaborados con productos naturales.
Desde sus inicios se ha querido apostar por las mejores materias primas, ofreciendo más por menos y apoyándose en la innovación como pilar indispensable para seguir creciendo.
Además Pastelería Gimar sigue intentando mejorar y lograr la exceliencia en su producción continuamente, por eso este año se ha certificado en la norma de seguridad alimentaria más exigente a nivel internacional: la IFS Food 6.1, que está reconocida por la Global Food Safety Initiative (GFSI) para auditar empresas que fabrican alimentos o a empresas que empaquetan productos alimentarios a granel.
Pastelería Gimar apuesta día a día por conseguir la máxima calidad y llevar el sabor más tradicional de nuestra Región a todo el mundo.
Pastelería Gimar es una empresa murciana que se ha iniciado en la robótica. De un tiempo a esta parte se ha ido adaptando a las nuevas tecnologías sin perder el toque tradicional de su receta.
Hace treinta años, el fundador de la empresa elaboraba magdalenas en un pequeño garaje de Zarandona. Ahora esta empresa familiar abre sus puertas a dos robots que manejan las bandejas de magdalenas con una rapidez pasmosa. Se dedican a llenar carros de magdalenas de manera automática, con un total de 19.800 magdalenas por hora cada uno, lo que hace que se coloquen un total de 633.600 magdalenas al día en sus bandejas, que se mandan a hornear y posteriormente a empaquetar.
Además, cabe destacar que los robots tuvieron que someterse a un proceso de “adaptación” y acondicionar sus brazos robóticos para poder participar dentro de esta cadena de producción.
Con esto se ha logrado aumentar la facturación y los puestos de trabajo al doble. Al fin y al cabo, esto ha hecho crecer a la empresa y mejorar la calidad de vida de aquellos que trabajan día a día en Pastelería Gimar.
Pastelería Gimar nació en el año 1986, en un pequeño local artesanal en la pedanía murciana de Zarandona. Allí, el fundador Antonio Martínez López, haciendo uso de las recetas tradicionales de pastelería que había aprendido de su familia, comenzó la elaboración de magdalenas y bizcochos.
La empresa fue creciendo poco a poco, y en 1992 trasladó la producción a una nave de 600 m2 que permitió desarrollar nuevas referencias y ser más eficientes en las líneas de empaquetado.
Gracias a la confianza que los clientes pusieron en Pastelería Gimar, la empresa continuó con la expansión. En el año 2005 se realiza un nuevo traslado a las instalaciones actuales en Molina de Segura (Murcia). Un espacio con más de 2000 m2 que permiten satisfacer la demanda creciente de los clientes, así como la incorporación de otros muchos, especialmente en el mercado internacional.